sábado, 27 de febrero de 2010

Edición 959

Es curioso observar que nuestro gobierno, lejos de cuidar a la ciudadanía que le otorga el poder, pareciera que quiere exterminarla. Nuestros gobiernos, desde que tengo uso de razón, nunca nos han ayudado en nada. O bueno, en casi nada, porque en ocasiones nos dan migajas de miseria para callarnos la boca.

El debate real no es si la chica maravilla es fraudulenta o no, ni si ha hecho mucho o poco. La verdad, no hay debate alguno. Aquellos escasos políticos que sí hacen bien su trabajo según los estadistas, son los que dan ayudas mínimas de lo que en realidad podrían. Y de ahí, hacia abajo en calidad.

Si nos ponemos a pensar en alguien que gana arriba de los 50 mil mensuales; tiene casa, coche y vida de lujo; en muchos lugares consigue fiado o créditos por su puesto que tiene; y encima, puede administrar apoyos por millones de pesos (lo cual no lo exime de conseguir uno para sus propias causas); entonces nos daremos cuenta que hasta los mejores políticos, no pasan de ser mediocres ayudas a la gente. Sin embargo, todavía la clase política, en su mayoría, roba, se excede, miente y defrauda a su pueblo.

El aumento al pasaje, es otra razón más por la cual, todo esto resulta deprimente y desgastante.



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