domingo, 7 de febrero de 2010

Edición 956

Dejemos algo en claro antes que nada: no me burlo ni trivializo lo acontecido a Salvador Cabañas, y aunque no simpatizo con su equipo de fútbol, eso no me quita el lamentar lo ocurrido como las demás personas.

El cartón de esta semana, más bien puntualiza mi opinión al respecto: por un lado, la inseguridad nacional llega al grado de tocar vidas públicas y también personales; gente de la política tanto como de ámbitos artísticos o deportivos. En fin, ya nadie estamos exentos: es algo que resulta preocupante.

Pero por otro lado: sí, lo que quieran con la seguridad, qué malo fue el resultado, cómo pudo ocurrir tal cosa… pero más allá de todo esto, ¿qué demonios hacía un futbolista (entendámonos: un "deportista" en el amplio sentido de la palabra: alguien sano y sin vicios drásticos), en un bar a tales horas de la madrugada? Los testigos y gente que ha declarado alrededor de lo acontecido, coincide: el estado del americanista, no era del todo sobrio. Y en ese lugar y momento, dejan mucho que desear de una persona dedicada al deporte.

Estoy de acuerdo también que no por una mala conducta merecía que le sucediera esto, pero el refrán, al fin y al cabo, lo dice muy claro: "si no quieres ahogarte, del río debes apartarte". Eso es definitivo.



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